¿Actualmente cuál es el papel del consumidor en la economía global?

Los consumidores son el motor de la economía mundial. Son los que hacen posible todos nuestros productos, servicios e ideas.

El consumidor juega un papel muy importante en el mercado global. Todas las decisiones que toma tienen un impacto en la economía. Por ejemplo, cuando compra productos importados está contribuyendo al déficit comercial de su país. Si compra productos locales, está ayudando a la economía local. El poder de compra del consumidor es muy grande y por eso siempre se les recuerda que deben ser responsables con sus decisiones.

Los consumidores conforman todo un ecosistema que evoluciona y cambia constantemente para satisfacer sus necesidades. Están en el centro de este proceso y deciden qué se produce y cómo se pone a su disposición.

El consumo responsable toma protagonismo en la actualidad

Como consumidor, pudiera parecer que tu única responsabilidad para crear un cambio es comprar productos "verdes". Sin embargo, hay muchas otras formas de fomentar el consumo responsable.

La reutilización y el reciclaje deben ir más allá de los materiales y la basura. Las personas deben responsabilizarse de su consumo asegurándose de que contribuyen al bienestar del medio ambiente de todas las formas posibles.

Hay muchos tipos diferentes de consumidores y cada uno tiene necesidades distintas. Por ejemplo, hay personas ricas que pueden permitirse gastar mucho dinero en bienes y servicios de lujo, mientras que también hay personas con pocos recursos económicos que sólo pueden permitirse cubrir necesidades básicas como la comida y el alojamiento.

Si queremos entender cómo afecta el comportamiento de los consumidores a sus hábitos de gasto, tenemos que conocer la demografía, que incluye aspectos como los grupos de edad, la identidad u orientación de género, la raza o etnia, los niveles de ingresos, etc.

¿Qué desafíos plantean los consumidores en la economía global?

En los últimos años se ha producido una intensificación en la integración económica y financiera a nivel mundial, que conlleva una mayor competencia para el resto de economías nacionales. Los consumidores se muestran muy sensibles al poder de las grandes empresas transnacionales, sobre todo cuando se ven obligados a elegir entre bienes similares.

Como el principal grupo de demanda, los consumidores determinan qué productos y servicios se producirán y en qué cantidades. Los consumidores también pueden influir en la forma en que se producen esos bienes y servicios, por ejemplo, mediante el poder de compra para exigir que se respeten ciertos estándares éticos o ambientales.

Ya no basta con que un producto sea barato o tenga buena calidad, el consumidor quiere saber si el producto ha sido producido ética y responsablemente.

De hecho, los jóvenes de hoy han crecido en un mundo globalizado y digital. Ante esto, han desarrollado una nueva sensibilidad a problemas de tipo macro, como el cambio climático, la pobreza o la injusticia social. Se trata de una generación más consciente, crítica y exigente, por lo tanto, exigen con vehemencia que los productos que consumen se apeguen a valores y criterios éticos y sostenibles.

El consumidor también es responsable del medio ambiente

Algunos pueden argumentar que el consumo está justificado porque crea puestos de trabajo y fomenta la industria. Pero, ¿deben los consumidores anteponer el beneficio a la conservación de los recursos naturales?

Es prudente que examinemos nuestro impacto personal en el medio ambiente. En última instancia, todos los seres humanos deben considerar sus acciones y el efecto a largo plazo que tendrán, si es que lo tienen, sobre la sociedad en su conjunto. El consumidor tiene la misma responsabilidad que los fabricantes: la producción de bienes por sí sola no es verdaderamente sostenible ni responsable, también quienes adquieren estos productos forman parte del circuito de consumo, por lo tanto, tienen una cuota de responsabilidad sobre las consecuencias y efectos que pudieran tener en el entorno.