Efectos inesperados que tiene el control de los precios en los consumidores

Efectos inesperados que tiene el control de los precios en los consumidores

El control de precios es la medida adoptada por un Estado que, mediante una normativa, impone precios máximos a diferentes productos y servicios. Los controles de precios se imponen con la intención de proteger al consumidor de subidas de precios repentinas y elevadas.

Al limitar los precios de los productos, los controles de precios pueden ayudar a garantizar que los bienes esenciales, como los alimentos, las medicinas, el transporte y los servicios públicos, sean siempre más o menos asequibles para todos los que los necesitan, independientemente de su situación socioeconómica, y a veces independientemente de lo caro que le resulte a una empresa producirlos.

Los controles de precios también pretenden proteger a las pequeñas empresas para que no sean expulsadas por competidores más grandes que puedan ofrecer precios más bajos debido a las economías de escala u otras ventajas.

Este tipo de medidas no puede durar mucho tiempo

Al fijar los precios máximos de los productos de todas las empresas, el control de precios garantiza que todas las empresas deban trabajar en igualdad de condiciones; esto permite que las empresas más pequeñas sigan siendo competitivas con las más grandes, aunque no tengan los mismos recursos detrás.

Sin embargo, en las economías modernas, los controles de precios se limitan a situaciones de emergencia en las que la necesidad de estabilidad de precios es primordial. Por ejemplo, en tiempos de guerra, cuando los gobiernos racionan los bienes que escasean, los controles de precios suelen utilizarse para evitar que los proveedores se aprovechen. Los controles de precios también se utilizan a veces durante periodos de disturbios civiles o conflictos laborales para evitar una espiral de inflación.

No siempre es beneficioso

A todos nos ha pasado: los precios son demasiado altos y no puedes pagarlos. Así que el gobierno interviene y fija un precio más bajo.

Es una buena idea, un noble intento de mantener el coste de la vida bajo para la gente que no puede permitírselo. Pero, por desgracia, no funciona así.

Si se fija un precio inferior al del mercado libre, los productores dejarán de producir tanto ese bien, porque no pueden obtener su margen de beneficios con esos precios artificialmente bajos. Eso significa menos opciones para usted, el consumidor.

¿Y qué ocurre si el gobierno controla los precios?

Inevitablemente, el precio que se paga en realidad será más alto que el precio controlado, porque ahora hay una escasez artificial que tiene que compensarse con el racionamiento.

Estas estructuras generan ineficiencias y presionan el déficit público. Además, no abordan los problemas reales a los que se enfrentan quienes no tienen suficientes ingresos.

Aprender de la historia económica y utilizar las herramientas adecuadas es fundamental para abordar las cuestiones pertinentes y favorecer realmente a los grupos más vulnerables.

Hay un problema común en la política

Los políticos creen que deben fijar los precios, porque son expertos en normas políticas, no en economía.

Creen que pueden cambiar la oferta y la demanda con leyes y obligar a los mercados a ser como ellos quieren.

Pero no es así. Ante los controles de precios, los mercados se ajustan y, salvo en el caso de un monopolio, los grandes perdedores serán invariablemente los consumidores.