Qué es el consumismo y cómo fue capaz de moldear a la sociedad actual?

Qué es el consumismo y cómo fue capaz de moldear a la sociedad actual?
Photo by Artem Beliaikin / Unsplash

El consumismo es una práctica en la cual una persona compra más de lo indispensable. Aunque el nivel de ingresos del consumidor no se lo permita o sea limitado, buscará algún tipo de financiación.

Hay varios factores que contribuyen a esta situación: la publicidad, las rebajas y descuentos, las tarjetas de crédito, etc. Esto nos lleva a encontrarnos endeudados y con un estilo de vida insatisfactorio.

El consumismo ha alcanzado tales niveles que ya tenemos una palabra para designarlo: sobreconsumo, es decir, cuando una persona compra más de lo que necesita.

El consumo como comportamiento social

Esta práctica ha sido considerada como parte indispensable en la cadena de la actividad económica de las sociedades. Al generar prácticas de consumo, propiciamos la creación de relaciones capaces de construir nuestra identidad, bien sea como consumidores o como proveedores de bienes y servicios.

Por eso el consumo es estudiado por científicos sociales, antropólogos y economistas. Y aunque pueda parecer que este campo de estudio es bastante nuevo, en realidad se remonta a principios del siglo XX, cuando Thorstein Veblen escribió La teoría de la clase de ociosa.

Sin embargo, lo que comenzó como una investigación sobre cómo utilizamos nuestros recursos ha evolucionado hasta convertirse en una exploración de cómo interactuamos entre nosotros a través de esos recursos. En otras palabras: el consumo se ha convertido en mucho más que comprar cosas.

¿Cómo surgió el consumismo?

El siglo XIX fue una época de grandes cambios en Estados Unidos. Con el nacimiento del capitalismo industrial y las tecnologías que lo acompañan, se abrieron muchas nuevas oportunidades para quienes buscaban mejorar sus vidas y ganar estatus social.

Uno de estos grupos fue la nueva y próspera clase media estadounidense, que recibió un gran impulso por parte del floreciente comercio de la época.  Este grupo trataba de imitar el estilo de vida de las clases altas europeas.

A su vez, la clase alta se vio obligada a adaptar constantemente su estilo de vida y sus elecciones de consumo en respuesta a la imitación de las clases inferiores.

Dado este fenómeno, surgió la figura del “consumidor insatisfecho”, quien empezó a ser bombardeado por estímulos provenientes de la nueva forma de hacer publicidad a inicios del siglo XX. Un ejemplo de esto fue la empresa de vehículos General Motors, que propugnaba la idea de renovar anualmente los modelos que eran fabricados.

Es decir, hubo inclusive un cambio en la forma en cómo la publicidad influía en el hábito de consumo de las personas. Donde antes el mensaje se basaba en la utilidad o descripción de un producto, se empezaron a ver mensajes que hacían referencia a mejorar el estatus y estilo de vida.

Este tipo de contenido caló de manera tan profunda en la psique de la sociedad de aquellos tiempos, que surgió un nuevo fenómeno social: El Consumo de Masas, que fue lo suficientemente poderoso, como para que se alimentara de su propio combustible: la gente trabajadora insatisfecha de su estatus social.

El consumismo del siglo XXI

Aunque esta tendencia se mantuvo hasta la primera década del siglo XXI, durante la pandemia del Covid19 se hizo evidente un nuevo cambio en los hábitos de consumo.

Los consumidores se vieron obligados a centrarse en sus propias prioridades en materia de salud, y muchos han tomado la decisión consciente de evitar los alimentos altamente procesados.

Las generaciones de los millenial y centenial, han puesto en serios aprietos a las empresas que influían en la forma de consumir. Y los datos son claros: no están comprando vehículos, no están comprando casas y no están comprando tantas cosas como sus padres o abuelos.

Esto se debe, a que ahora las empresas se enfrentan a una crisis de confianza al intentar adaptarse a un mundo en el que sus clientes ya no están interesados en comprar sus productos.

No es sólo que estas empresas estén perdiendo dinero, sino que están perdiendo su relevancia. Están siendo sustituidas por marcas que se dirigen a la gente de forma más auténtica, y están empezando a perder su control sobre la atención de los consumidores. Bienvenidos a la nueva era del consumismo del Siglo XXI.