¿Somos conscientes de cómo las empresas obtienen y utilizan nuestros datos?

¿Somos conscientes de cómo las empresas obtienen y utilizan nuestros datos?
Como consumidores no somos conscientes de la forma en que regalamos nuestros datos

No lo somos.

Los datos son el alma de nuestra era tecnológica. Es lo que nos permite conectar con otras personas, compartir conocimientos e ideas y tomar decisiones. Pero también los datos son herramientas poderosas: pueden utilizarse para manipularnos, engañarnos o peor aún controlarnos. Y eso es exactamente lo que ocurre cuando ignoramos cómo las empresas utilizan nuestros datos.

El hecho es que la mayoría de la gente no tiene ni idea de cómo se recopilan y utilizan sus datos para venderles cosas que no necesitan ni quieren. La mayoría de la gente no sabe que su información personal se vende a los anunciantes, que luego crean anuncios específicos basados en sus intereses -o en la falta de ellos- y los introducen en sus redes sociales y en los motores de búsqueda como Google o Bing.

La mayoría de la gente no sabe que cuando hace clic en un anuncio o enlace en Facebook o Twitter, se puede rastrear hasta su dirección de correo electrónico y número de teléfono (que han adquirido a través de sus preferencias personales), lo que da lugar a que se muestren anuncios dirigidos en todos los demás sitios web que visite, así como a que se le envíen correos electrónicos directamente de esas empresas.

Pero ¿cómo las empresas obtienen mis datos?

Sabemos que los recogen y los utilizan para ganar dinero. Sabemos que los almacenan y los venden a otras empresas. Sabemos que los analizan y nos venden los resultados en forma de anuncios dirigidos.

Pero ¿cómo lo hacen? De hecho, es más sencillo de lo que crees.

Por ejemplo: nos registramos en una nueva aplicación y aceptamos los términos del servicio sin siquiera leerlos. Descargamos una aplicación y ésta tiene permiso para acceder a todo tipo de información, incluida la ubicación, los contactos y la lista de aplicaciones que hemos descargado en nuestro teléfono inteligente.

Luego si nos vamos a nuestras redes sociales y nos desplazamos por nuestros feeds, casualmente veremos anuncios basados en lo que publicamos recientemente. Los anuncios son relevantes porque las plataformas de redes sociales, saben que si publicas sobre tu vida amorosa, puede mostrarte anuncios de sitios de citas; si publicas sobre ver programas de televisión o películas, puede mostrarte anuncios de servicios de streaming; y si publicas sobre tu búsqueda de empleo, puede mostrarte anuncios de otras ofertas de trabajo.

Y no olvidemos los datos de nuestras compras online. Si Amazon sabe que realmente quiero un par de zapatos, pero los vuelvo a poner en mi cesta porque son demasiado caros (y luego vuelvo un par de semanas más tarde), Amazon empezará a mostrarme zapatos similares que son más baratos, y finalmente cederemos a la tentación de comprarlos.

Saber gestionar la forma en cómo compartimos nuestros datos

Dejar la gestión de los datos en manos del consumidor tienen que ver con: el acceso a la información y la capacidad de elegir lo que hago con esa información.

Lo primero es el acceso. Se trata de saber qué datos tienen las empresas sobre cada uno de nosotros, cómo los han obtenido y cómo se están utilizando. Esto es importante porque nos da una idea más clara sobre cómo se utiliza nuestra información personal y cómo puede ser diferente de lo que otras personas obtienen de sus datos.

Por ejemplo, si eres una mujer que ya ha estado embarazada y de repente empiezas a recibir cupones de productos para bebés que no has pedido y que parecen dirigidos sólo a tu grupo demográfico, podrías sospechar.

Lo segundo es la elección. Los consumidores deben poder elegir cuánta o poca información personal quieren compartir con las empresas u organizaciones e incluso a dónde va después de compartirla (por ejemplo, si otra persona tiene acceso o no).

Esto permite a los consumidores tener un mayor control sobre lo que ocurre con sus datos: si una empresa los utiliza o no de forma distinta a la acordada originalmente por ambas partes.

En resumen

Sabemos que no nos gusta que utilicen nuestros datos sin nuestro consentimiento, pero lo aceptamos porque queremos seguir disfrutando de los servicios “gratuitos” que nos dan las plataformas en línea.

Mucha gente ha intentado idear formas de evitar ser rastreado en línea y fisgoneado por sus propios dispositivos, pero ninguna ha funcionado lo suficientemente bien como para que la gente se sienta cómoda usándolas en la vida cotidiana.

Lo que necesitamos es una nueva forma de ver la recopilación de datos, no como algo invasivo y amenazante, sino como algo útil y beneficioso para la sociedad en su conjunto. La forma en que esto sucederá es considerando los datos como algo que puede utilizarse para resolver problemas en lugar de sólo hacer dinero a costa nuestra.