Día mundial para la prevención del suicidio: Creando esperanza a través de la acción

En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, conmemorado cada 10 de septiembre, nos unimos a la voz global que busca crear esperanza a través de la acción.

Este día, respaldado por la Organización Mundial de la Salud y organizado por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, tiene un propósito fundamental: concienciar a la sociedad sobre la urgente necesidad de abordar la problemática del suicidio como un asunto de salud pública.

Bajo el lema "Crear esperanza a través de la acción", se destaca el poder que reside en nuestras manos para marcar la diferencia en la vida de quienes atraviesan momentos difíciles.

La realidad del suicidio a nivel global y en México

Para comprender la magnitud de este desafío, es crucial observar las cifras. Según el Instituto Nacional de Salud Pública, a nivel mundial se registran anualmente aproximadamente 700,000 casos de suicidio. En México, estas estadísticas también son preocupantes.

La Encuesta Nacional de Salud en México (ESANU) revela que un 7.6% de la población adolescente y un 7.7% de la población adulta ha considerado en algún momento la posibilidad de suicidarse.

Además, los datos de ESANUT 2022 indican que el intento de suicidio alguna vez en la vida afecta al 6.5% de los adolescentes y al 3.5% de los adultos, con un 3.1% en adolescentes y un 0.6% en adultos en los últimos 12 meses.

El desafío de la prevención del suicidio

El suicidio es un problema de salud pública que se teje con hilos de dolor, desesperanza y desvinculación. Para comprender su raíz, los psicólogos han identificado las "3 D": Dolor, Desesperanza y Desvinculación. La desvinculación, tanto a nivel personal como social, conduce a la pérdida de relaciones y al desinterés en actividades que antes se disfrutaban. Cuando estas tres dimensiones se entrelazan, el resultado puede ser devastador.

La creencia común de que el suicidio está exclusivamente ligado a enfermedades psiquiátricas es un mito que debemos desterrar. El sufrimiento psicológico está profundamente arraigado en las experiencias de vida, como la falta de recursos, la violencia sexual y el acoso escolar. Aquí radica la importancia de una atención integral que abarque no solo la salud mental, sino también los servicios sociales y los centros educativos.

La clave de la prevención: Acción y esperanza

La Organización Mundial de la Salud nos dice que debemos "crear esperanza a través de la acción". La esperanza contrarresta la desesperanza, el sentimiento de que la vida carece de sentido. La acción implica la colaboración de la sociedad en su conjunto para abordar este problema de manera coordinada y compartida.

Tres niveles de prevención del suicidio

La prevención del suicidio se puede dividir en tres niveles:

  1. Prevención Indicada: Dirigida a quienes ya presentan un riesgo elevado. Aquí, servicios especializados juegan un papel crucial.
  2. Prevención Intermedia: Dirigida a individuos con un riesgo incipiente. Esto incluye poblaciones vulnerables como personas con discapacidad, personas mayores y víctimas de violencia.
  3. Prevención Universal: Dirigida a la población en general para sensibilizar, informar y educar. La visibilización del suicidio es esencial, pero debemos hacerlo de manera adecuada, evitando detalles sensacionalistas.

La prevención del suicidio no es responsabilidad exclusiva de los profesionales de la salud; es una tarea colectiva que requiere de empatía, educación y acción. En nuestras manos está la posibilidad de marcar la diferencia y salvar vidas.