Aumenta el consumo de comida chatarra en México

En México, la era post-pandemia ha traído consigo una transformación en los hábitos de compra, especialmente entre los oficinistas que se ven obligados a comer fuera de casa.

En este escenario, los consumidores mexicanos se enfrentan al desafío de saciar su hambre con opciones más accesibles económicamente, como las botanas preparadas y las sopas instantáneas.

Este fenómeno, exacerbado por la pandemia, revela un cambio preocupante en los patrones de consumo, donde la conveniencia prevalece sobre la nutrición.

El declive de la garnacha y el ascenso de las botanas

La decadencia en el consumo de proteína es evidente, y los consumidores, con tan solo 50 pesos en la bolsa, optan por "cosas llenadoras" en lugar de opciones más nutritivas. La presidenta de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), Cuauhtémoc Rivera, destaca la preferencia por productos como Doritos o Tostitos con cueritos y salsa Valentina. Este cambio de enfoque revela una creciente tendencia hacia alimentos altos en grasas y azúcares, con poco o nulo valor nutricional.

El impacto post-pandemia en los hábitos alimenticios

La pandemia ha dejado secuelas significativas en los hábitos alimenticios de los oficinistas, quienes, al verse obligados a comer en la calle, recurren a botanas como sustituto de comidas. Este comportamiento, impulsado por la conveniencia y la necesidad de llenar el estómago a bajo costo, destaca la emergencia de una "comida chatarra" como solución rápida y accesible.

Sopas instantáneas vs. Latas de atún

El director del Segmento de Abarrotes de la empresa Información Sistematizada de Canales y Mercados (ISCAM), Rolando Contreras, señala un cambio notable en las preferencias de los consumidores.

Mientras las sopas instantáneas experimentan un crecimiento del 9%, el consumo de atún disminuye un 4.4%. Este fenómeno, según Contreras, se vincula a factores económicos, donde las sopas ofrecen saciedad a bajo costo, aunque carecen de una nutrición adecuada.

El cambio en los patrones de consumo es evidente. A pesar de la popularidad y valor proteico del atún, la realidad es que no satisface los antojos como lo hacen las opciones menos saludables.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) destaca la relación entre el consumo regular de frutas y verduras con la salud cardiovascular y la prevención de la obesidad. Sin embargo, en México, solo el 51% de la población mayor de 15 años consume vegetales diariamente.

La desigualdad de género en la ingesta de frutas y verduras, donde las mujeres consumen menos, contribuye al preocupante 70% de la población con sobrepeso u obesidad.

Al parecer la inflación es la culpable

La inflación, que ha persistido por cuatro años por encima del 3%, plantea desafíos adicionales. El aumento de precios en alimentos básicos como cebolla, chile poblano, zanahoria y tomate verde afecta directamente la capacidad adquisitiva de la población.

A pesar de las estimaciones del Banco de México, que sugieren una convergencia a la meta del 3% entre abril y junio de 2025, persisten riesgos como la depreciación del peso, mayores costos y fluctuaciones en los precios energéticos y agropecuarios.

Para revertir esta tendencia, se necesita una educación alimentaria más sólida y estrategias gubernamentales que fomenten el acceso a opciones nutritivas a precios asequibles. Solo mediante un enfoque integral se podrá abordar este desafío y mejorar la calidad de vida de la población.